viernes, 13 de mayo de 2011

Algunas reflexiones sobre SUPERSUCIO

El camino recorrido desde el primer encuentro en la clínica se divide en etapas. La primera, la de reconstruirnos nosotros mismos a partir de lo conversado en esos días, del intercambio con los directores, de lo que visualizamos de los demás grupos. Reconstruirnos digo, en el sentido de afirmarnos en lo queremos hacer.

Queremos hacer una obra en donde los niños estén incluidos. Una obra que narra las aventuras de un superhéroe y también donde hay caca, mocos y mugre. Una obra que se despoje de la sobreprotección que se les da a los niños y apele a su interpretación activa.

Intentamos desestructurarnos, interpelarnos, movilizarnos. Trazamos un mapa y la primera tarea es establecer relaciones con el texto, manejarlo, conocerlo en sus palabras, en sus silencios, en sus pausas, en lo que plantea como acción. Probamos jugar y dejar de lado la partitura para dar lugar a la creación o bien, a lo que intentamos transmitir, sin esperar que eso suceda. Tal vez, pensamos, esto sea el comienzo para que las paredes, tomando frases de “Donde viven los monstruos” (M.Sendak) –lectura sugerida- se nos conviertan en el mundo entero.

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